Se trata de una fortaleza de origen árabe, aunque con el paso del tiempo se ha convertido en símbolo de la arquitectura defensiva de frontera de la época medieval. El castillo de Lorca es de forma alargada y su planta es poligonal. Uno de los aspectos más representativos de esta construcción son sus torres: la torre del Espolón y la torre Alfonsina.
La Torre Alfonsina, construida en la parte central y más alta del cerro del Castillo, como torre del homenaje y símbolo del poder castellano, sustituyó a un torreón musulmán de menores proporciones. El interior está formado por tres plantas cubiertas con bóvedas de ladrillo que se apoyan en un gran pilar central. El último piso recibe luz por cuatro ventanas que han perdido el parteluz. En la cara orientada al este se encuentra la pequeña puerta de acceso y el hueco de la posible lápida fundacional.
Desde la Plaza del Ayuntamiento de Lorca (o Plaza de España) existe una ruta peatonal señalizada de subida al Castillo a través del Barrio de Santa María. Existe otra alternativa para acceder al Castillo desde la ciudad de Lorca siguiendo la carretera de Los Pilones.
En cuanto al paisaje, el Castillo de Lorca se encuentra situado sobre un cerro, en una posición estratégica, desde el que se contempla todo el Valle del Guadalentín. En esta gran planicie predominan las tierras de cultivo, estructuradas alrededor del Río Guadalentín. Se observa al este, la rehabilitación que se ha realizado en el cauce del río próximo a la ciudad de Lorca y al oeste el Cejo de los Enamorados, a donde llega una ruta que parte desde la Fuente de los pilones y que conforma un sendero con una estupenda panorámica del Castillo.
Está Declarado Bien de Interés Cultural y es Monumento Nacional.
En la actualidad, la alcazaba, denominada “La Fortaleza del Sol”, se ha convertido en un espacio temático cultural que, tras un proceso de restauración y adecuación y pensado para todos los públicos, permite su visita a través de exposiciones, escenas de historia en vivo, talleres, espacios infantiles, etc.