La tradicional feria de Lorca se desarrolla durante el mes de septiembre. En la feria de Lorca podemos distinguir la feria chica, que tiene lugar los primeros días de septiembre, a la que sucede la feria grande, que llega hasta los últimos días de ese mismo mes.
La conocida como “Feria chica” se celebra junto al convento de la Virgen de las Huertas con unos pocos días en torno al 8 de septiembre, festividad de la Virgen de las Huertas, Patrona de la ciudad. El convento de la Virgen de las Huertas, regido desde época medieval por la orden franciscana, ha ejercido una fuerte atracción a las gentes de la ciudad de Lorca. Las razones son varias. En primer lugar por ser el centro devocional más querido al encontrarse aquí la Patrona. Por ser, también, desde siempre, ameno y apacible de paisaje, situado no demasiadamente lejos de la ciudad. Y, por último, por haber constituido un activo centro comercial durante doscientos años de nuestra historia.
Lorca, que gozó regularmente desde su reconquista -1244- de la protección y favor de los monarcas castellanos, tuvo por privilegio desde época de Alfonso X una feria franca, con motivo de la festividad de San Martín (noviembre), en la que no pagaban ningún tipo de derecho las mercancías que en ella se vendían. De este privilegio existen confirmaciones posteriores que garantizaban a los lorquinos la continuidad de un hábito mercantil provechoso para la economía local, que daba salida a los productos de la tierra al tiempo que permitía que los habitantes de la ciudad emplearan los ahorros del año en adquirir, entre otros, productos poco corrientes que podían rozar los apelativos de “capricho” o “lujo”. Motivos casi enteramente económicos, al parecer ligados a la mayor facilidad de los comerciantes para desplazarse con sus mercancías en esas fechas, truncaron una costumbre de cientos de años, lo que varió la fecha de su celebración, pasando de noviembre a septiembre.
En el reinado de Carlos II se celebraba allí la feria franca -es decir con apenas impuestos sobre lo vendido- que desde siempre se hacía en Lorca, ordenando este mismo Rey se efectuara a partir del Día de la Virgen de Septiembre -8 de aquel mes durante algo más de quince días- festividad de la Virgen de las Huertas. Todo esto se confirmó por un privilegio de aquel mismo Rey de abril de 1685. Pasados unos años, y con la buena coyuntura económica del primer tercio del siglo XVIII, el Ayuntamiento toma a su cargo el levantar un considerable recinto junto al atrio de la Iglesia del Convento. Tenía éste cuatro entradas, la principal dando al mismo atrio del convento, con dos calles principales en su exterior de una anchura de más de once metros y medio, y de largo 142 metros. En total se contabilizaban un conjunto de 190 tiendas o puestos de venta, incluidas las de su circunferencia. La Ciudad, la Huerta y el Campo iban allí a comprar -a veces para todo el año- y eran días de alegría, de fiesta, con coloridos toldos que amortiguaban la luz, con un trasiego de jinetes y carruajes que bajaban de la Ciudad por el llamado camino de los Coches, junto a la Plaza de Toros -hoy Alameda de Rafael Méndez-, atravesaba la rambla de Tiata hasta llegar a las cercanías del Convento, entonces con buena oferta de mesones y hosterías. La cercanía del Convento aumentaba con los sones de sus campanas toda esa carga festiva que rodeaban estos días septembrinos. En este lugar se celebró la feria hasta mediados del siglo XIX, en que debido al estado de deterioro de las tiendas, el concejo decidió trasladarla a un lugar más céntrico de la ciudad, quedando instalada en la plaza de Colón. La feria chica ha visto revitalizarse en los últimos años, favorecida por el interés de los habitantes de ese sencillo barrio de las Huertas por mantener la tradición, siendo, dentro de su modestia, lugar de encuentro y diversión para todos los que acuden a ella.
Tras la feria chica tiene lugar la feria grande, que se desarrolla los últimos 10 días del mes de septiembre, hoy día instalada en el Huerto de la Rueda, al final de las alamedas. En este amplio lugar es donde se concentran las atracciones feriales y tiendas de pequeño comercio, y en él también se celebran actuaciones musicales. Sitio espacioso y acorde para reunir al público infantil y no tan joven, el recinto ferial de la Rueda sustituyó desde hace años como emplazamiento otros espacios de la ciudad que sirvieron a lo largo del siglo XX para que quedaran instaladas las atracciones y demás puestos (la ya citada Plaza de Colón y su aneja la plaza del Negrito, la Alameda de la Constitución, el solar junto a los plaza de toros, etc.), sitios estos que con el paso de los años fueron presentando algunos inconvenientes, pues se iban quedando pequeños y ocasionaban molestias a quienes vivían alrededor debido al ruido y a la alta concentración de gente durante esos días festivos.
También se celebra en estas fechas la romería de la Virgen de las Huertas, en la que la Patrona es acompañada por multitud de fieles en su traslado desde su santuario a otros templos de la ciudad. Coincidiendo con la feria de septiembre, también se celebraba en el recinto de Santa Quiteria, hoy reconvertido en IFELOR, la Feria de Artesanía (FERAMUR), donde se presentan productos de artesanos de todo el país y de naciones invitadas, y la también muy destacada Feria Nacional de Ganado Porcino (SEPOR), que desde 1967 muestra los estudios, trabajos y avances de este sector de tanta importancia para la economía local y de la comarca.